martes, 12 de noviembre de 2013

Sueño de una noche de verano (versión no corregida ortográficamente)



Soy un pervertido. Generalmente sueño con gatitos gordos, rosaditos y altamente adorables. Ok no, ni yo me la creo. Pero ayer fue muy raro.

Soñé que tenía sexo con una amiga, a la que llamaré Silvia. Le echo la culpa a Bukowski. Estaba viendo fotos de Buk en google imágenes para estamparlo en un polo, cuando encontré una foto de él que me gustó y dije voy a ver su página web, ya que era posible que encontrará fotos, igual o más chéveres. Así que hice clic en la imagen para cargar la página y era un blog de cuentos. Entre los cuentos estaban algunos cuentos de Bukowski. Me leí tres cuentos de él antes de dormir. Por cierto, el último cuento era “El malvado” del libro “La máquina de follar, que trata sobre una historia narrada por un violador de una niña de 6 a 9 años O_O

En fin, al menos mi amiga es mayor de dieciocho. Así que no soy pedófilo inconscientemente. Y el sueño fue una mezcla de todo en realidad, porque ella me dijo que no podía tener hijos. Todo estaba en contra de mi inocencia. Quiero decir ¿qué podría ser mejor que tener sexo con la mujer más bella del mundo? Pues la respuesta es obvia ¡tener sexo sin condón con una chica que no puede quedar embarazada! Sí, lo sé, soy un pervertido u_u

Todo estaba oscuro, pero a Silvia -no conozco a nadie con ese nombre, por eso lo uso-  la podía ver perfectamente en la oscuridad. A pesar de estar a oscuras, de alguna manera, pude darme cuenta que no estaba en mi cuarto ni en el cuarto de Silvia. 

Yo estaba acostado, mirando el techo. –recuerdo estar haciendo eso antes de dormir- De pronto, en mi sueño estoy así, acostado en mi cama y mirando al techo. De la nada, Silvia aparece sobre mis piernas y empieza a gatear hacia mí como en la siguiente imagen. También es culpa de la imagen de la gitana dark. Yo soy la víctima en realidad.


Silvia avanzó hacia mí y al estar frente a frente nos besamos. Me gustó sentir su cabello cayendo hacia mi rostro. Nos besamos largo rato; mientras con mis manos le recorría todo el cuerpo, deteniéndome más tiempo en tocar sus nalgas. Luego, le dije  hay que sentarnos,  y ella asiente con la mirada.

Sentados sobre la cama, nos quedamos viendo nuestra desnudez por un lapso de diez minutos. No hicimos más que ver nuestros cuerpos todo ese tiempo, hasta que yo me acerqué y empecé a besarle el cuello mientras con mis brazos la abrazaba con mucha fuerza y la apretaba hacía mí, y Silvia gemía de placer.

Luego, me puse detrás de ella. Ambos seguimos sentados en la cama. Le besaba ahora la espalda mientras con mis manos tocaba delicadamente sus senos. Ella despertó mucho placer en mí y no soporté más, me levanté y acerqué a Silvia al borde lateral de la cama. Coloqué, con ayuda de ella, todo su cuerpo recostado en la cama, a excepción de sus piernas que quedaban hacia afuera, apoyadas sobre la madera de la cama como si estuviera sentada.

Me acerqué hacia ella y le abrí lentamente las piernas, al mismo tiempo, le cogí de la cadera haciendo que sus nalgas no estén sobre el colchón sino en el aire mientras la penetraba y hacía chocar nuestras pelvis con un cañoneo constante.

Sentí el placer de los ángeles profanos ante los pecados del hombre como  el mismo placer que me invadía en ese momento. Después y no sé cómo yo estaba acostado en la cama y Silvia sentada sobre mí, levantándose ligeramente y sentándose para penetrarla, mientras yo le apretaba fuertemente las nalgas y hacíamos rechinar la cama al mismo tiempo que la golpeábamos contra la pared. Era glorioso verla transpirar a ella y a mí, y así estuvimos durante un largo tiempo.

Después tuvimos coito a tergo. Ella se apoyaba con sus brazos y piernas en la cama, mientras sus piernas ligeramente separadas permitían la penetración por su vagina. Yo le cogí de la cintura y hacía golpear rápidamente sus nalgas contra mi pelvis. Mientras la penetraba poco a poco fui acercando mi pecho a su espalda y con una mano apretaba sus carnes de la cintura y con la otra apretaba sus senos. Mordí su cabello mientras ella movía circularmente su trasero y lo pegaba lo más fuerte posible hacia mi pelvis. Excitado por sus magistrales movimientos empecé a empujar mi pelvis hacía sus nalgas lo más rápido posible y ella se reía al ver lo excitado que ella me ponía. Yo estaba algo avergonzado, pero la lujuria se sobrepuso ante la vergüenza. Luego ella se dejó caer sobre el colchón y yo caía al mismo tiempo que ella y sentimos explosiones de goce puro  al dejar caer sus nalgas y mi pelvis pegada a su trasero sobre el colchón. Ella estaba totalmente recostada sobre el colchón pero nuestros miembros aún tenían contacto y yo hacía un fuerte ruido al cañonearla contra la cama. Silvia cogió las sábanas blancas y las apretó con su puño sabiendo que eso me excitaba y en un jugueteo de placer ella intentaba pararse en la posición en la que se encontraba mientras yo con fuerza chocaba mi miembro contra sus nalgas y tocaba sus manos que  aun apretaban las sabanas, impidiendo así que ella pudiera levantarse. 

Nos detuvimos por un breve tiempo sin embargo aún teníamos mucho deseo y energías. Nos echamos sobre el colchón mirando al techo, pero no había techo, mirábamos las estrellas como si fuéramos los únicos seres con vida en todo el vasto universo. No hablábamos nada, ambos sentíamos que las palabras eran innecesarias. Nuestros cuerpos y nuestras mentes se entendían como querían ser entendidos y sin la necesidad de hablarnos, y no dijimos nada como si hablar pudiera interrumpir esa sensación mágica no solo de placer sexual sino de placer en general. Nos pusimos de costado y nos miramos el uno al otro durante diez minutos mientras yo jugueteaba con mis dedos tocando sus vellos púbicos  y sintiendo ese tesoro aterciopelado entre sus piernas. En ese instante ella me dijo que aún quería sentir mi miembro dentro de ella, pero quería probar otra postura. Yo le propuse hacerlo salvajemente en el piso. Ella me dijo que le gustaba la idea, pero que en ese momento no quería sentir dolor por la rigidez del suelo. Así que lo dejamos para otra ocasión y yo me puse encima de ella sin avisarle e hice chocar sus senos con mi pecho con mucho cuidado de no hacer un movimiento torpe que pudiera arruinar la magia del momento, y también hice chocar mi pene con su vagina sin penetrarla. Y eso hice un buen rato, chocar mi pene con su vagina sin penetración alguna, mientras nos besábamos y sentíamos nuestras lenguas conectarse con deseo orgiástico.

No recuerdo mucho, lo raro fue que sentí como si Silvia y yo lo hubiésemos hecho durante tres horas y Silvia tenía el cabello ligeramente ondulado a pesar de que realmente su cabello es liso. Me desperté y me encontré excitado, y agitado como estaba me revise para ver si había tenido alguna polución nocturna. No la tuve y es curioso mi pene no estaba erecto. Pero me sentía cansado y agitado como si el sueño hubiese sido verdad. Tengo mucho sueño y me encuentro demasiado cansado. Felizmente tengo toda la mañana para dormir.

La segunda vez que me dormí soñé con lindos gatitos, rosados, súper obesos y altamente adorables. 


Mentira. Dormí y esta vez no soñé nada o no me acuerdo nada. Ahora me he despertado con muchas energías después de haber descansado :3